#5 GRADO 8° NODO: EXPRESIÓN Y COMUNICACIÓN INGLES.
INSTITUCIÓN EDUCATIVA JOSÉ HORACIO BETANCUR Guía de aprendizaje - Nodo: Expresión y Comunicación Semana Del
21 al 25 de septiembre Docentes: Doris Pineda,
Juan Carlos Arciria, J. Dairon Moreno y Juan Barrios |
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Estudiante: |
INSTRUCCIONES GENERALES Este trabajo está construido bajo
la metodología de secuencia didáctica, pues esperamos que cada una de estas guías te permita avanzar y
profundizar más en algunos de los conceptos que ya hemos venido trabajando.
Recuerda que esta guía no es para desarrollarla en un día, sino en cinco, de
lunes a viernes, en el horario de 12:00 a 6:00 p.m. Se pide a los padres
de familia y cuidadores de los estudiantes, realizar apoyo y acompañamiento
permanente con paciencia y amor. “QUERIDOS ESTUDIANTES, BIENVENIDOS A ESTE ESPACIO DE APRENDIZAJE” Durante el desarrollo de
la guía vas a leer, comprender, investigar y construir. Lo primero que debes
hacer es leer con mucha atención el texto. Propósitos: Evidenciar en tiempos de confinamiento la unidad familiar en torno a las diferentes actividades que
pueden entrar a desarrollarse en las áreas
de artística, educación física, Castellano e Inglés, tecnología y media técnica de
manera transversal; buscando con esto generar en el estudiante una
comprensión frente a la unidad académica a través del conocimiento impartido
en las áreas anteriormente mencionadas y generando también mayor estabilidad emocional en nuestra
comunidad educativa a la hora
de asumir con
responsabilidad la entrega de dichas actividades. “Porque
menos, es más”. |
PRIMER MOMENTO: LEO Tema: Lectura de la novela Sabotaje A continuación encontrarás
desde el capítulo 3 hasta el capítulo 8, donde las actividades serán
desarrolladas en base al capítulo 3. Capítulo 4: Estoy sentado en mi puesto, tratando de entender la enredada clase de cálculo diferencial, cuando salta el parlante: el agudo y molesto sonido del feedback, con la voz del coordinador académico. Saluda y anuncia la llegada del ejército. De un tirón nos levantamos de las sillas y armamos un despelote. El profesor Jaime tira con rabia el pedazo de tiza y comienza a borrar el tablero a los tirones. A nosotros nos encanta perder clase y al profesor Jaime le encanta demostrar su rabia cuando esto sucede. Son las 7:45 de la mañana. El cielo está limpio, el aire frío y un sol reluciente se levanta por encima del cerro, dándonos directamente en los ojos. Los cuarenta alumnos de Once-A bajamos las escalas gastando bromas, hablando duro y entorpeciendo las otras clases en los otros salones. Me soplo las manos para intentar coger calor. En el amplio hall del colegio nos encontramos con los grupos de Once-B y Once-C y armamos una gallada de ciento veinte desatinados. En el parqueadero hay a un sujeto de bata blanca, acompañado por varios soldados con planillas. Al lado, un par de motos y cuatro soldados armados con fusiles. Todos tienen brazaletes blancos y negros de la PM. Carajo. ¿ Y si me llevan? Esperemos. Descubro en el flaco Monsalve una mirada entre envidiosa y violenta, como si los soldados fueran sus más anhelados ídolos, o sus peores enemigos. En Belén-Aguas-Frías, el barrio donde vive, las patrullas de la policía son recibidas por los francotiradores y milicianos a punta de bala desde las terrazas. En la cancha del coliseo hacemos fila para entrar en el camerino. Primero vamos nosotros: Once-A. El propósito de esta delegación militar es hacernos un examen médico y decidir quiénes están en condiciones físicas para prestar |
el servicio militar
obligatorio. También sabemos
que el doctor nos calibrará
los huevos y buscará
pruebas de una enfermedad llamada varicocele: una
hinchazón de las venas de los testículos. Quien la sufre se salva de ir al
ejército. Entonces abren la puerta del camerino. El recinto es cerrado y
forrado de baldosines blancos como una sauna. Descubro un concentrado olor a
cloro. La nariz me pica y me obliga a parpadear. Me rasco la cara. Seis años en
el colegio y es la primera vez que entro al camerino. Un soldado me indica con
malicia que debo seguir hasta el fondo. Al frente están los soldados con
planillas y no dejan de reír. No entiendo cuál es el jodido chiste. Un soldado
cierra la puerta
y el eco del coliseo
se apaga. Adentro
el silencio es total. Estamos
callados y nerviosos en la fila. Me siento encerrado
en una morgue, con lámparas
que iluminan cada baldosa del recinto. No me gusta la bata blanca del médico: parece
un torturador. El doctor viene directo a mi punta y, carajo, voy a ser el prim ero del grupo. El taconeo de sus
zapatillas se amplifica por el recinto cerrado. Solo falta que la ansiedad me
apriete el abdomen y me den ganas de cagar, como siempre me pasa cuando estoy
así. El doctor cubre sus manos con guantes de látex. Se planta al frente y me
mira como si yo fuera un pedazo de trapo.
―Nombre.
―Julián Cartagena ―contesto.
Uno de los soldados verifica
en la lista de su planilla. Okey, presente el bachiller, marca de verificación y el doctor me obliga a sacar la lengua. Pide
que alce los brazos, me arrodille, voltee y me agache. Sus indicaciones son
absurdas.
―Bájese los pantaloncillos ―dice.
Capítulo 5:
Los nervios me tienen agarrotado. Parpadeo un segundo
y el doctor me mira con impaciencia. Me bajo de un tirón el bluyín y el pantaloncillo. El
frío trepa por las piernas y el culo se me congela. No tengo por qué pero me
siento dominado y ofendido. Tengo el pene remangado. El doctor se agacha y su
nariz olfatea mi alma. Miro de reojo. Mis amigos están pálidos. Ninguno se
atreve agachar la cabeza para espiarme. Menos mal. Tengo el pene remangado como un ratoncillo en su madriguera. El médico aprieta
un huevo: ¿Duele?
No. ¿Y por acá? Tampoco. Muy bien, dice y se levanta,
usted será buen soldado. Me subo los pantalones y siento el confort de mi pantaloncillo caliente. Recuerdo una
clase de filosofía con el profesor Carlos: “El ejército es parte del Estado, y
como decía Max Weber, tiene la facultad
de aprovechar el monopolio de la fuerza.
También tiene que defenderlo
cuando se está violando su soberanía. El ejército garantiza
el orden, el establishment”. Encerrado en el camerino,
pienso que estoy a un paso de ser una parte del Estado. Frank Echeverri no
tiene que bajarse los pantalones. En cambio extiende
unas radiografías con las que prueba que su brazo es un pedazo de metal. El médico pide al
soldado asistente que tome nota y Frank se salva del servicio
militar. Frank está satisfecho y feliz. Pero mis amigos Espitia y Mazzo resultan
“aptos”. Por fin salimos del camerino y nos sentamos
en las gradas más altas del coliseo, cerca de los parqueaderos.
Alejandro Galvis está prácticamente ciego. Para contrarrestar su ceguera usa
unos horripilantes lentes culo de botella que le achican los ojos. Tampoco tuvo
que bajarse los pantalones.
Miro con envidia,
y siento incluso
rabia, cuando presencio la actitud relajada
y ganadora de Frank y de Alejandro. Ahora pueden respirar
tranquilos, con la cabeza por fuera del pantano. Comenzarán una carrera
universitaria, estudiarán lo que realmente les interesa, comenzarán a construir
lo que han deseado, verán la funcionalidad de los test de desarrollo vocacional,
esos que llenamos en el colegio con la esperanza de encontrar una ruta por
donde seguir, una señal que nos indicara
la ruta y nos sacara del desubique tan tremendo en el que estamos, sin saber qué hacer con nuestra vida, sin
saber qué escoger de profesión, sin poder imaginarnos un futuro. Ahora ellos
podrán seguir esa señal del destino. Ahora podrán estudiar, trabajar y se
largarán de la casa. Comenzaran a vivir su vida y dejarán las imposiciones de
los papás.
Los resultados de los exámenes son concluyentes y dividen a nuestro
grupo en dos: “aptos y no aptos”. Los “aptos” tendremos que seguir aguantando
la respiración bajo el agua y asistir a la siguiente cita: el sorteo. A mi lado
está Espitia, uno de los “aptos”. El hombre está pasmado y se coge la cabeza:
―¡Hijueputa, no lo puedo
creer!
Abajo, en la fila de la cancha del coliseo del colegio, vemos al flaco
Monsalve, el miliciano de Belén-Aguas-Frías extrañamente callado y esperando al
pie de la puerta del camerino. De todo corazón espero que tenga buena salud,
quede apto y venga a calmar nuestros miedos. El ejército también entrena a los
bandidos de los barrios. El gordo Quico se salvó por ser hijo único. El hombre
me mira y se ríe.
―Tuvo varios años para envenenar a su hermanito ―me dice. Aburrido, doy
un vistazo atrás y veo a la PM motorizada. Los rayos de sol caen sobre sus
cascos negros y relucientes. Uno de ellos sostiene una cusca de cigarrillo y se
deshace de ella con un lance potente y directo contra la acera. Escupe un
gargajo y lo refriega con la bota como un veterano. Ahora estoy en ojo del
huracán, In the army now, Soldado
mutilado, I want it painted black, tendré un fusil,
tal vez alguien
me dispare y me reviente
los riñones. Por la tarde
tomo el teléfono y llamo a Juliana para
buscar consuelo.
Capítulo 6:
Cuando le cuento a Juliana lo que pasó hoy en el colegio y el examen
médico y que estoy a un tris de irme para el ejército, me dice que nos veamos
en su casa para que estudiemos juntos. Me habla con ese tonito, para que entienda lo que realmente vamos a hacer.
Si irme para el ejército
es el precio que tengo
que pagar para revolcarme
con Juliana, con gusto lo pago. Estoy puntual en nuestra cita, en la estación
Metro de La Floresta, y ella no ha llegado. Vuelvo a mirar la calle arborizada a ambos lados
por donde debe bajar en unos minutos.
Repaso algunos temas para no
quedarme callado como un idiota, ahora cuando venga. Pensar en lo que
posiblemente haremos me destroza los nervios. La ansiedad me aprieta el vientre
y ― ¡solo esto me faltaba!― me dan ganas de cagar. Camino de un lado a otro, añorando un baño. Miro arriba de la calle.
Abajo. A un lado. Si no llega en tres minutos
me largo. Así que vuelvo a sentarme en la banca. Miro el reloj y me convenzo de
que no llegó. Me conforto sabiendo que Juliana
me dejó plantado. Pienso en esto y, contradictoriamente, me siento tranquilo
y mis intestinos se relajan. Bueno,
me voy. Hasta
luego, en otra oportunidad será. Me levanto
de la banca aliviado, listo para irme, cuando la veo bajar por la calle.
Me dejo caer en la banca y trato de aparentar seguridad. Me pica la garganta.
Qué putada, siempre llegó. Juliana viene agitando un llavero. Los bluyines
pegados, la camiseta blanca, las chancletas y el cabello suelto casi hasta la
cintura. Verla tan mamacita me altera más. Así, con la cara blanquita y la ropa
casual: parece que hubiera salido a comprar una bolsa de leche. Me levanto y
las piernas me tiemblan. Juliana me abraza y me estampa un pico en el cachete.
―¡Ay! Me demoré
mucho, cierto.
―No, nada, relax
―y siento que las palabras me rastrillan la garganta.
Salimos
caminando y me coge la mano. Su tranquilidad me desconcierta. ¿Acaso ya olvidó
nuestro plan?
―¡Uy, cómo estás
de frío! ―dice.
―Noooo… ¡Qué va! Lo que pasa es que vos estás muy caliente. Hago
conciencia de su mano. Me gusta su calidez y la suave presión
de sus dedos. Había repasado
varios temas, pero ahora no los recuerdo. Quedo mudo. No sé qué
decir. Caminamos por una calle solitaria y arborizada del barrio La Floresta. A
ella parece no incomodarle que yo no diga nada. Eso me alivia, porque no hay
nada más agotador que evitar el silencio. Es un día soleado y los árboles nos
hacen sombra. Llevo mi morral en la espalda y Juliana sacude el llavero y su
risa restablece completamente mi confianza. Nos detenemos al frente de su casa:
una edificación de tres plantas y dos balcones con materas y palmas. Juliana
abre primero la reja del antejardín y luego
la puerta de madera. Nos vamos a la cocina. Servimos un par de
vasos de agua con hielo y subimos al
estudio. De un momento a otro estamos besándonos. Mis manos van de nuevo a sus tetas. Juliana
tiene los cachetes
colorados. Se levanta,
me agarra de la mano y me arrastra
fuera del estudio
por las escalas del tercer
piso. Su cabello
largo y su culo forrado en bluyín me marcan el camino.
Los ojos me palpitan y me rasca la nariz. Doy un traspié en la escala y me voy
de narices. Juliana gira, se corre el pelo de la cara y me sonríe. Tan
mamacita, y yo con este aturdimiento. Su cuarto está pintado de rosa pastel.
Hay una foto suya sobre la mesa de noche: tiene tres o cuatro años. Gordita,
cachetona y sentada en la tasa del baño, con plena sonrisa a la cámara y unas
gafas de sol Ray-Ban. Desde atrás
Juliana me corre de una mano, me tumba sobre la cama y me picotea con
violencia. Sus besos me saben a plástico, como si acabara de conocerla. Se
quita la camisa, se desabrocha el brasier. Con afán le ayudo a desabotonarse el
bluyín. Sus chanclas caen al piso y monta los pies en la cama. Mientras le doy
muchos besos, voy tocando las tetas blanditas, las costillas, la cintura;
aprieto su culo. Ahora sí, carajo. Su cuerpo es delicioso. Entiendo el sentido de mi vida. La razón de la existencia. El motivo de venir a este mundo y cumplir
con el mandato biológico de la procreación.
Sus pezones están frescos. Antes eran blandos y ahora están arrugados y
endurecidos. Deslizo la mano entre las tangas. Su calidez me desespera y la beso con violencia. Resbalo el dedo
medio entre las dos carnitas de su cuca y tensiona la espalda. Me muerde la
boca. Ahora con las dos manos halo su bluyín y empina la nalga. De una
sacudida, le bajo los pantalones y las tangas a la altura de los muslos. Me
pongo encima y ya se lo voy a meter, pero ella no puede abrir las piernas con
el jean apretando en las rodillas. Carajo, me levanto y saco una pierna del
pantalón, una sola, y la otra queda enfundada. Juliana separa las rodillas y
veo el paisaje de la tierra prometida, el nuevo continente, la selva amazónica,
el Triángulo negro de las islas Bermudas, ese triángulo fascinante por donde voy a desaparecer, allí donde voy a quedar extraviado y loco. En ese momento
nos llega un chasquido metálico: el sonido de toda
llave girando sobre la cerradura. Juliana abre los ojos aterrados y me empuja
contra el cabezal de la cama.
Capítulo 7:
Doscientas cincuenta y una, doscientas cincuenta y
dos, doscientas cincuenta y tres. Bedoya y yo sostenemos las manos en la cabeza y hacemos flexiones de pierna. La noche es fría, pero nos suda la frente
y las piernas. El sargento
Chincá se ríe con los centinelas que asoman las cabezas por las garitas. A
medida que subimos y bajamos contamos la serie: doscientas cincuenta y cuatro, doscientas cincuenta y cinco. Por el radio suena:
“son las once y veinte de la noche,
once y veinte, porque Radio Reloj está en todas partes”. Bedoya y
yo vamos por la
segunda firma del sargento Chincá. El hombre sabe que no estamos allí
precisamente por ser los mejores
reclutas. Al finalizar la madrugada debemos presentarle a mi Capitán Salgado
una hoja con siete horas y siete firmas. Mi capitán Salgado confía en que
Chincá no firmará así porque sí. Tenemos que pagarle con volteo. Son las once de la noche y vamos por la segunda
firma bufando como caballos y maldiciendo mentalmente. Doscientas cincuenta y
seis, doscientas cincuenta y siete, doscientas cincuenta y ocho. Hace un
rato pagamos su primera firma. Cuando terminamos, arrastramos los pasos hasta
el tercer piso del alojamiento. Bedoya está colorado y ese lunar que tiene
entre las cejas parece que va a explotar. Entramos por el pasillo de catres y
caímos como plastas sobre el colchón. Nos dejamos las botas puestas y esperamos
a las 11 de la noche. El tema de
Damato me sigue dando vueltas en la cabeza. El dragoneante Correa dijo que
Damato estaba preguntando por mí, y eso
me tiene cabreado. Pero no quiero decirle nada a Bedoya. La verdad, no quiero
joderle más la noche con esta belleza
de castigo. Seguimos bajando y subiendo con las manos en la cabeza. Todo es una
putada. Una grandísima putada. Cuando
por fin cumplimos el castigo
de las quinientas flexiones de pierna, el sargento Chincá firma satisfecho en nuestras hojas
y nos mira con sus malditos ojos de sargento.
―Los espero a las doce. De nuevo el tema en mi
cabeza: You’re in the army now.
Capítulo 8:
Alguien llega tres pisos abajo, y nos detenemos de golpe. Es la puerta
del jardín. Juliana cierra las piernas, me empuja con rabia, se levanta de un tirón y se trepa las tangas por los muslos.
No sé qué hacer: encerrarme en el clóset o
tirarme por la ventana dos pisos abajo. Juliana se revuelve en la colcha,
buscando el bendito brasier detrás de la cama.
―¿Por qué no te subís los pantalones? ―dice
ofuscada. Claro, los pantalones.
―Y bajás al estudio ¿no? ―y
me mira con odio. Claro, el estudio. Bajo las escalas, encorvado, tratando de
no hacer ruido y maldiciendo una potente erección que entorpece mi descenso.
―¡Juliana! ―llaman
desde el primer piso. Mierda. Es el papá.
―¡Juliana! ¿Estás en la casa?
Termino las escalas como puedo, me siento en el escritorio y tengo
tiempo de abrir un libro. Leo una frase en nuestro manual de química. Los ojos
me saltan. Tengo los oídos tapados. Tomo aire, aguanto la respiración. De esa
manera, me han dicho, se reduce el ritmo cardiaco. El papá asoma la cabeza por
el marco de la puerta. Levanta una ceja con suspicacia y me pregunta por su
hija. Sentado y protegiendo mi reducida lanza de guerra con la mesa, contesto
que Juliana está en el baño. El papá arruga la cara sin entender. Sigue
detenido en la puerta y sacude
con impaciencia las llaves de la casa. El señor viste de traje, saco negro y corbata naranja
pastel. Muy organizado el señor, como para propinarle una decente paliza
al mugroso que se revuelca con su hija.
―¿Y por qué nadie me contesta?
―Sí… ―y afirmo con la cabeza―, sí señor.
―¡Sí, por supuesto! ―contesta
perforándome los ojos―. ¡Pero dígame
pues!
―¿Cómo dijo? El señor me clava los ojos con el miligramo
de paciencia que le resta.
―Lo
que le pregunto es ¡¿por qué nadie me
contesta?!
―Pues porque… Porque
estamos estudiando mucho…,
el examen de química es mañana. Dejo de mirarlo
a los ojos y le miro las
cejas porque lo importante es mantener la barbilla en alto y no bajar la
cabeza. Cualquier señal equivocada que deje escapar y estoy jodido. El papá
toma aire para recuperarse y sube al tercer piso. Ojalá Juliana ya haya
encontrado su puto brasier. Desde el estudio escucho el regaño. Me provoca
agarrar el morral, bajar corriendo las escalas y desaparecer tras la puerta de la calle. Juliana
baja al estudio
con los brazos
cruzados. Tiene los ojos encharcados y la boca colorada. Sin atreverse a
levantar la cabeza, pide que me vaya de la casa. Su papá no aparece por ninguna
parte. Y menos mal. Recojo la maleta y la cuelgo de un hombro. Cuando voy a
darle un beso de despedida, Juliana me esquiva con brusquedad y me deja pasar.
ACTIVIDAD CAPÍTULO 3
En esta segunda
parte vas a encontrar uno de los capítulos del libro Sabotaje, que fue seleccionado para animarte a la lectura completa
del libro, que se irá realizando en las siguientes guías. Para esta guía de aprendizaje vamos a presentarte el capítulo 3 del
libro, el cual debes leer y realizar una intertextualidad con la canción “Morir
con las botas puestas” Recuerda que el libro “Sabotaje” es la historia de
Julián Cartagena; novela colombiana que habla
sobre el pago del servicio
militar obligatorio. En Colombia hay muchas historias
del conflicto, pero contadas
desde el foco del periodismo, el testimonio, la reportería, pero no desde la ficción.
Esta historia rompe esa tradición: habla de la Policía Militar, del
entrenamiento en la guerra urbana, del amoldamiento psicológico que sufren los soldados”, así explica Andrés
Delgado su novela “Sabotaje”, que lo hizo ganador de una Beca de Creación
Artística de Medellín.
Lee con atención:
(…) Capítulo 3:
Apagan los bombillos y el recinto queda en silencio.
Las luces blancas
del patio interno
se filtran por los
marcos
corroídos de las ventanas y alumbran los rodapiés de los camarotes. A lo largo del alojamiento hay catres y catres
con cuatrocientos reclutas. La compañía D duerme en pantaloncillos y cobija.
Todos, menos Bedoya y yo, que nos acostamos con el uniforme
y el quepis en la cabeza, pues tenemos que cumplir con el castigo que mi capitán
Salgado nos dejó en la tarde. No voy a Morir
con las botas puestas, como el tema de Ángeles
del infierno, pero voy a dormir con ellas, como el pésimo recluta que soy.
Somos los últimos, los peores soldados del segundo pelotón. Bedoya duerme en el
primer piso de este mismo camarote. Miro el techo oscuro del alojamiento,
esperando a que en cualquier momento vengan por nosotros.
Muy pronto iremos al polígono y podré disparar mi fusil. Cuando tenga oportunidad
me tomaré una foto con la metralleta M-60 y la guardaré para Juliana.
Julianita, mamacita. Recuerdo su alegría escuchando a Janis Joplin y su adicción por los novelones venezolanos.
Tan linda cuando escuchaba los temas de AC/DC,
de Black Sabbath, de Kraken… Tan bonita que no se desvela por
pintarse las uñas ni por teñirse el pelo. Ni justifica su gusto por las
hamburguesas más grasosas en la Avenida La Playa. Me acuerdo esa vez que me
dijo que no soñaba con ser comunicadora social, ni administradora, ni abogada.
Me dijo que le gustaría estudiar sociología en la Universidad de Antioquia… Y
menos mal no le gusta bailar vallenatos… Aunque una noche me
dijo: “Ay, qué rico sería bailar salsa” y yo me le hice el care-pendejo
porque de baile apenas alcanzo para las baladas de Def Leppard. Esa Juliana, tan cursi, se sabe de memoria toneladas
de canciones de Silvio Rodríguez, ese guitarrero cubano medio marica cantando
“Mi unicornio azul ayer se me perdió”. Yo no sé cómo hace. A veces, sin beberse
un solo vodka,
puede llegar a las lágrimas con las canciones de Sui Géneris, ese patético grupo de rock argentino. Claro que había que verla cantando y bailando
sus cancioncitas. Y moviendo ese culo.
Ese culo blanco, y esas tetas, jueputa,
y esos besos tan ricos que me daba. Lo delicioso de tocarle
la cintura y el ombligo. Carajo, me restriego la cara bien
duro. Lo mejor es ir al baño a echar una meada. Cuando salto desde el catre, y
en la oscuridad del alojamiento, confirmo que Bedoya sigue dormido.
Ahora camino por el pasillo entre los rodapiés de los camarotes. Más
adelante veo que el dragoneante Correa tiene la cabeza arriba y los ojos muy
abiertos.
― ¿Para dónde va? ―me susurra.
A vos qué te importa, pendejo, le digo con la mirada. El hombre se levanta
y me sigue por el pasillo oscuro. Mientras voy de camuflado y botas, el
dragoneante Correa camina descalzo, en pantaloneta y sin camisa. Saludamos al
centinela entre las sombras y seguimos de largo.
Me detengo en el orinal y descanso la vejiga. Hace frío y el recinto
está a media luz. A lo largo hay un pozo enchapado de baldosines blancos, como el camerino
del colegio. El dragoneante Correa
se queda en el pasillo y
cuando salgo de nuevo está exhalando una bocanada de un cigarrillo. Parece un preso de la cárcel Bellavista, descalzo y sin camisa, fumando
en la penumbra. Me ofrece el tabaco y lo acepto de mala gana.
―Ojo ―me dice―, por ahí está Damato preguntando por vos.
Le echo un vistazo rabioso entre el humo y las sombras. Quiero cogerlo
a puños. Pero en vez de ello trato de convencerlo de que Damato ya no me
preocupa. Damato ya no me importa. Vuelvo de mala gana a mi catre y
Bedoya, mi compañero, sigue durmiendo con la cobija encima y las botas por
fuera de la cama.
A
continuación, te presentamos la letra de la canción “Morir con las botas puestas”, del Artísta ToteKing que también la
puedes escuchar en: https://music.youtube.com/watch?v=bglcHe_g5bk&list=RDAMVMbglcHe_g5bk
SEGUNDO MOMENTO: INTERPRETO
Ahora, da cuenta de la comprensión del texto:
1.
Como pueden ver en el capítulo 3, aparecen unas palabras en negrilla y subrayadas, con dichas palabras por favor construir una historia de como mínimo
una página; le deberás colocar
un título, donde la esencia de dicha historia, sea
completamente diferente a la expresada en el libro “Sabotaje”
Las palabras son las
siguientes:
●
Bombillos
●
Marcos
●
Castigo
●
Techo oscuro
●
Oportunidad
●
Foto
●
Adicción
●
Bailar
●
Salsa
●
Lágrimas
●
Patético
●
Delicioso
●
Ojos abiertos
●
Susurra
●
pozo
●
Baldosines blancos
●
Cigarrillo
●
Catre
2. En una frase, sintetiza (resume), la esencia del capítulo 3 del libro “Sabotaje”.
TERCER MOMENTO: PRÁCTICO
Parte 1: LENGUA CASTELLANA
Realiza una interpretación de manera escrita de la vida hoy, a partir del tema musical de nombre, “Morir con las botas puestas” de ToteKing, teniendo en cuenta los siguientes conceptos:
● Política
●
Religión
●
Amor
●
Futuro
●
Educación
Dicho escrito debe de ser como mínimo de una página, sin dejar renglón,
donde deben dejar fluir toda su inspiración, y recuerden también aplicar a
manera de estrofa poderlos versar…La canción “Morir con las botas puestas” es pura creatividad, donde se ve
claramente una intencionalidad. La de hablar o rapear al estilo verso poder
lograr, y de tal manera en esta actividad poder aplicar.
Parte 2: ARTÍSTICA
1. De manera creativa, y siguiendo el estilo de la canción, estén muy
atentos con la actividad que viene a continuación.
●
Diseñar un tribal de manera
creativa todos deberán, donde solo el color negro deberán aplicar. Tener en
cuenta para dicho diseño la letra de la canción, donde claramente sus tonos
servirán como fuente de inspiración.
●
Una hoja de block tendrás que usar, y márgenes y rótulo deberás
trazar. Margen de 1.5cm como siempre has de hacer, y el rótulo de
1cm con los datos básicos debes poner. (nombres y apellidos, tema y grupo).
Esquema Gráfico, TRIBALES
Parte 3: INGLÉS
1.
Write
the name according to the picture:
Europe-Shakira-PinkFloyd-Kraken-TheBeatles-
Juanes-AC/DC-Tupac-Chocquibtown-The Rolling Stones
2.
Read and
choose the best option:
Helen is an eleven-year old girl
living in Boston. She adores music. She loves classical music, pop music, jazz,
country music, operas and what not. She thinks that she can’t live without
music. She has got a lot of CDs and listens to the music every day. She also
learns to play the guitar and goes to the private teacher three times a week to
play well. She learns to play folk music.
1. What kind of music Helen learns to play? 3 times a week
2.
What
instrument does she learn to play?
Boston
3.
How
often does she listen to music?
guitar
4.
How
old is Helen?
Folk Music?
5.
How
often does she go to her guitar lessons?
11
6.
Where
does she live?
every day
3.
Answer the questions:
●
Do you like music?
●
What kind of music do you like?
●
What kind of music do you dislike?
●
Do you play any instruments?
●
What instruments do you play?
●
Who is your favorite singer or band?
●
What is your favorite song?
Guys, hi.
I hope you´re well.
Tenemos las actividades de Inglés, las cuales son muy
fáciles, aquí daremos algunas indicaciones.
Ten presente que
se sacarán varias notas, no olvides realizar el último momento que es la
autoevaluación. A Julián, el protagonista de “Sabotaje”, le gusta muchísimo la música, especialmente el rock y
el punk.
●
En este primer punto debes realizar el match, escoge
la banda o el cantante de acuerdo a la imagen, en la raya debes escribir el
nombre correcto, allí están las opciones, ten en cuenta que pueden sobrar algunos nombres.
●
En el siguiente punto realizamos otro match, pero teniendo en cuenta la lectura-
debes estar muy atento, pues se
tienen las preguntas con sus respectivas respuestas.
●
Y en el último punto, debes responder las preguntas
de acuerdo a tus intereses, recuerda que las respuestas van en inglés.
●
No olvidemos el último momento
que es la autoevaluación. También
es muy importante ser honestos
con nuestras respuestas y la nota que nos demos en cada ítem. Recuerda,
utilizar a tu amigo El Diccionario.
Parte 4:
EDUCACIÓN FÍSICA
La cometa, también llamada papalote, es el nombre que recibe un
juguete que desarrolla una actividad físico- deportiva de orientación fundamentalmente recreativa.
Es un artefacto
volador más pesado que el aire (aerodino), que vuela gracias a la fuerza
del viento y a uno o varios hilos que la mantienen desde tierra en su postura
correcta de vuelo. Es un juego tradicional, habitualmente orientado a los niños, pero también se realizan competiciones de cometas en las que participan personas
de todas las edades.
El vuelo de cometas es un arte y a la vez una actividad deportiva, de
ocio y un desafío. Aunque es un deporte individual habitualmente se practica en
grupo, lo que promueve el intercambio de trucos y técnicas entre los
participantes.
Actividad:
1.
¿Por qué cuando elevamos una
cometa estamos haciendo ejercicio?
2. ¿Por qué crees que elevar cometas se considera un ejercicio recreativo?
3.
¿Crees que al volar una cometa
ejercitas tu cuerpo? Explica tu respuesta.
4. ¿Cuáles músculos de tu cuerpo se ejercitan más al elevar cometas y por qué?
5.
Realiza un dibujo en donde se
evidencie la parte del cuerpo que más se ejercita al elevar cometas.
¡RECUERDA! ●
Es importantísimo que
cuando envíen alguna
actividad, la manden
con sus nombres, apellidos completos
y el grupo al que pertenecen. ●
Si la actividad es para varias áreas a la vez,
dicho trabajo se les debe enviar a todos los profesores que compete dicha
actividad. (solo si trabajaste de manera virtual) ●
Enviar las actividades en horas laborales, o sea,
de lunes a viernes de 12 a 6pm (solo si trabajaste de manera virtual) ●
Cualquier duda o inquietud que se tenga
frente a cualquier actividad, será resuelta durante las asesorías, de tal manera que no se saturen los chat en horarios fuera
de las asesorías; (por favor tener
en cuenta el horario que se les asignen para
dichas asesorías). ●
Guardar de forma ordenada en una carpeta, las
tareas y productos de esta guía, para llevarlas a clase solo cuando
regresemos a la institución. ”Si siguen dichas indicaciones el trabajo
será no solo más fácil de hacer, si no también de enviar y a su vez será
menos complicado para nosotros los docentes descargarlos y calificarlos para
subir la nota al sistema”. |
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CUARTO
MOMENTO: RÚBRICA DE EVALUACIÓN 1. Producto a entregar: La solución de las preguntas y actividades que
se plantean en el documento. 2.
Tiempo de entrega: 25 de septiembre. 3. Medio de entrega: enviar a los profesores Doris Pineda, Juan Carlos
Arciria, J.Dairon Moreno y Juan
Barrios; sea al correo o al WhatsApp. Datos de los profesores para el envío de las evidencias
del trabajo realizado: ●
Juan Carlos Arciria Tirado:
Whatsapp 3152786307 / Correo:
jclenguacastellana@gmail.com ●
Doris Marlley Pineda Zapata:
Whatsapp 3003941017 / Correo:
dorismpziejhb@gmail.com ●
John
Dairon Moreno Hoyos: Whatsapp 3146053492 / Correo:
john.morenohoyos@medellin.edu.co ●
Juan Jesús Barrios Aguirre:
Whatsapp 3175634785 / Correo:
clases.juanbarrios@gmail.com ME AUTO EVALÚO Luego de desarrollar la guía de aprendizaje, vas a realizar una autoevaluación valorando tu desempeño en
cada una de las actividades desarrolladas. ¡Recuerda que debes ser muy sincero! |
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CRITERIOS |
SUPERIOR (4.5 a 5.0) |
ALTO
(4.0 a 4.49) |
BÁSICO
(3.0 a
3.99) |
BAJO
(1.0 a 2.99) |
VALORA CIÓN |
RETROALIMENTACIÓN |
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Interés y
dedicación |
Muestro interés y dedicación para
desarrollar las guías de
aprendizaje |
Muestro interés para desarrollar
las guías de aprendizaje. |
Me falta interés y dedicación
para desarrollar las guías de aprendizaje |
Tengo desinterés y me falta
dedicación para desarrollar las guías. |
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|
|
Compromiso, responsabilid ad y autonomía |
Realizo todas las
actividades que me permiten mejorar en el compromiso, responsabilid ad
y autonomía. |
Realizo la mayoría de las actividades que me permiten mejorar en el
compromiso, responsabilid ad y
autonomía. |
Realizo algunas de las actividades que me permiten mejorar en
el compromiso ,responsabil idad
y autonomía. |
Realizo pocas actividades que me
permiten mejorar en el compromiso, responsabilid
ad y autonomía. |
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Entrega
de evidencias (virtuales o físicas) |
Cumplo con la entrega total de
las evidencias propuestas en las
guías de aprendizaje |
Cumplo con la entrega de la mayoría de las evidencias propuestas en las guías
de aprendizaje |
Cumplo con algunas de las evidencias propuestas en las guías de aprendizaje. |
Me falta entregar las evidencias propuestas en las
guías de aprendizaje. |
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Uso
de los materiales de trabajo |
Hago uso adecuado de los materiales: internet, computador,
celular, guías, cuadernos,
documentos, textos, entre otros. |
La mayoría de las veces hago uso
adecuado de los materiales:
internet, computador, celular, guías, cuadernos, documentos, textos, entre
otros. |
Algunas veces hago uso adecuado de los materiales:
internet, computador , celular, guías, cuadernos, documentos , textos, entre otros. |
Me falta hacer un uso adecuado de
los materiales: internet,
computador, celular, guías, cuadernos, documentos, textos, entre otros |
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VALORACIÓN FINAL |
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NOTA: Cuando tengan el documento desarrollado, recuerden que envío a la
maestra o maestro, al finalizar la semana, debe de ser en su totalidad,
incluyendo el cuadro de ME AUTO
EVALÚO. ¡RECUERDA! guardo de forma ordenada en una carpeta, las tareas y productos de
esta guía para llevarlas a clase solo cuando regresemos a la institución. |
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